TRADICIÓN Y BRUJERÍA
Una vez el ser humano descubrió el cultivo de cereales y verduras, su primera necesidad, que es la supervivencia fue cubierta.
Entonces digamos que pudo dirigir su atención respecto a las plantas, hacia su salud.
Se encontró con un patrimonio natural verde, a su disposición e inmenso, por descubrir.
La fitoterapia ha sido siempre una disciplina de mujeres, buscando la conservación y restauración de forma honesta, pero no siempre fueron tratadas y comprendidas como se merecían, por la oficialidad del momento.
La tradición nos ha hecho creer que las brujas eran hechiceras amantes de Satán.
Pero eso no es así, todo lo contrario.
Eran verdaderas expertas del mundo vegetal y servían con su conocimiento y experiencia al pueblo llano, puesto que los ricos en época pretérita solían ir al médico.
Sobre el año 1540 el parlamento inglés dictó el monopolio de la terapia en manos de los cirujanos, declarando a todo tipo de curanderas fuera de la ley.
Esto significó que la inmensa mayoría de gente pobre se quedó sin asistencia médica.
A los herboristas también se les consideró ilegales y fueron acusados de curar las enfermedades gracias a su alianza con Satán.
A todas las personas que de una forma u otra se dedicaban a sanar de manera no ortodoxa fueron relacionadas con el término "brujería".
En 1590, a Gilly Duncan se le acusó de brujería por curar a gente afligida de varios tipos de enfermedades.
Se acusaron, torturaron y quemaron vivas a muchas personas injustamente, mientras médicos oficiales seguían mezclando magia y medicina, no siempre de forma honesta y desinteresada.
Por ejemplo, el Dr. Dee, que era médico personal de la reina Isabel I, que era astrólogo y clarividente, practicaba la magia negra y esto era conocido por todos.
Por supuesto que no todos los médicos usaban magia negra, ni todas las brujas magia blanca, pero si que es cierto que durante muchísimo tiempo, quedó en el olvido una de las enseñanzas más importantes hipocrática:
La ciencia debe tener en cuenta lo que gracias a la sabiduría popular se ha comprobado.
Paracelso tenía un enorme respeto por los curanderos del pueblo, consideraba que muchos conocimientos se habían conservado por la gente humilde gracias a que lo habían heredado de los antiguos magos.
En 1527 Paracelso quemó los libros de la oficialidad y afirmó que todos los conocimientos procedían de las brujas.
A las mujeres se les ha prohibido durante siglos el arte de sanar, pero han sido ellas precisamente, quienes adquirieron y transmitieron este conocimiento.
La ciencia eligió para sus profesionales el título exclusivo de doctor.
La mujer podía ser solo hechicera, bruja, enfermera, curandera...
Solo nos han llegado hasta hoy los escritos de Santa Hildegarda porque su título de abadesa le ayudó contra todo tipo de sospecha.
Otras mujeres que sabían el arte de sanación como ella no tuvieron igual suerte, ya que no tenían ese título para poder escudarse.
Alfredo
Fuente: El botiquín de las hadas (Clara Castellotti)
Nota: Todos nuestros productos son tratados con RADIÓNICA para potenciar sus beneficios terapéuticos.
Descargo de responsabilidad: Esta información solo tiene el propósito de educar. Este post, no tiene la intención de curar, tratar, diagnosticar o prevenir enfermedades o heridas, deberá, ante todo, consultar a su médico.
SHOPPING ONLINE
5% DESCUENTO EN COMPRAS SUPERIORES A 25€ (solo online)
(fuera de España solo servimos Biofresh Rosa de Bulgaria. Aceites No)