LA CAPUCHINA: UNA PODEROSA ARMA CONTRA LOS GÉRMENES PATÓGENOS
Procede de América del sur, pero se ha aclimatado en el Mediterráneo, de hojas rojas, amarillas y anaranjadas.
Contiene glicotropeolina, dextrosa, sulfato ácido de potasio, azufre, esencia de berro y pigmentos del grupo de las carotinas.
La capuchina produce una sustancia activa contra estafilococos, colibacilos y otros gérmenes patógenos, sin ser dañina para la flora intestinal.
Esta sustancia está compuesta por la glicotropeína, que junto a una enzima, al triturarla forma un aceite esencial azufrado de gran efecto antibiótico.
Al ingerir la planta, el aceite pasa a la sangre y se elimina a través de las vías urinarias y respiratorias que impiden la proliferación de bacterias, y es en esta zona donde se nota más la propiedad antibiótica de esta planta.
Se dice que donde crece la capuchina desaparecen los pequeños parásitos destructores.
La capuchina es una planta activa contra el escorbuto, las irritaciones bronquiales y pulmonares, y las disfunciones renales.
La capuchina es muy efectiva en las infecciones del aparato urinario.
Es ideal para los ancianos y convalecientes, ya que devuelve el vigor, gracias a su contenido en azufre.
Es un poco laxante.
Si la usas en baños de asiento, regula el ciclo femenino.
La capuchina aplicada en loción combate la alopecia y calvicie.
La capuchina tiene 5 veces más contenido en vitamina C que el limón.
En Francia, se le atribuyen propiedades afrodisíacas y se le llama "flor del amor".
Se utilizan las flores, hojas y semillas.
Las hojas se pueden usar en sopa de verduras, y las flores crudas, en ensalada, son aperitivas y mejoran el gusto sustituyendo a las alcaparras.
-Infusión: 1 cucharada de flores, hoja o pequeña cucharada de semillas (o mezcla de los tres) por taza. 2 o 3 tazas por día.
-Para caída del cabello: Machacar la planta (flores, hojas y semillas) en un mortero y se aplica sobre la cabeza.
-Loción: Macerar 15 días 200g de planta en medio litro de alcohol de 90º. Filtrar y usar para masajear el cuero cabelludo.
Saludos,
Alfredo
Fuente: El botiquín de las hadas (Clara Castellotti)