CÓMO DEJÉ DE FUMAR
Como buen niño, me interesaba todo lo que hacían los mayores.
Y en el caso del tabaco, comencé muy temprano, creo que cuando tomé mi primera comunión y lo había probado.
Recuerdo que en el pueblo que vivíamos estábamos reunidos varios niños y me dieron para que diese una calada a un cigarrillo.
Comencé a toser y me sentó fatal, pero las cosas son muy raras porque a pesar de eso continué.
Al principio poca cosa y luego en mayor cantidad.
Así que continué con esta costumbre o más bien vicio.
Pero a menudo me sentía mal por hacerlo porque notaba que la nicotina no era buena, sobre todo cuando realizaba algún deporte.
Quería dejarlo pero ya no podía, me di cuenta que era una droga importante, y aunque lo intentaba, jamás estuve tres días enteros sin fumar.
Comencé a hacer yoga y meditación y con el tiempo esto te cambia la energía.
Entonces lo que hice es que quería dejarlo pero pensaba que todo a su tiempo, sin forzar.
Es como una fruta, cuando madura se cae, si la fuerzas estando verde la puedes dañar, con esto pasa exactamente lo mismo.
Iba bajando poco a poco la cantidad de cigarrillos que fumaba y mi objetivo era llegar a 0.
Mi energía iba cambiando poco a poco haciendo introspección.
Llegó un día en el que decidí ir todas las mañanas a ver el amanecer, a recibir al Sol y en ese momento el tabaco me dejó a mi, sin traumas, ni esfuerzos extraordinarios.
Los aceites esenciales te pueden ayudar en esto también, muchísimo: oliéndolos, colocándote una gota en la mano, por ejemplo, de lavanda [http://bit.ly/2AD5Ii9] o de menta [http://bit.ly/2NgOGfP]
Un saludo,
Alfredo
Nota: Todos nuestros productos son tratados con RADIÓNICA para potenciar sus beneficios terapéuticos.
Descargo de responsabilidad: Esta información solo tiene el propósito de educar. Este post, no tiene la intención de curar, tratar, diagnosticar o prevenir enfermedades o heridas, deberá, ante todo, consultar a su médico.